La era de la disrupción digital

12/3/2020

Basta con mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta del cambio tan enorme que ha sufrido la sociedad en los últimos veinte años. Ese cambio se ha agudizado en los últimos tiempos, gracias o a consecuencia del desembarco masivo de tecnologías que afectan a diversos ámbitos de nuestra vida cotidiana. Dicho cambio es, ciertamente, grande, hasta el punto de que ya se habla de la nueva era del paso definitivo de lo analógico a lo digital.

Más allá de lo que podemos contemplar actualmente, es muy lícito que nos preguntemos sobre cómo nos va afectar realmente esta transición y qué consecuencias va a tener sobre nuestro empleo, nuestra salud, nuestro ocio, etc. Para responder a estas preguntas, Javier Andrés y Rafael Doménech, ambos expertos de la universidad de Valencia, han escrito este libro titulado “La era de la disrupción digital”.

A lo largo de la obra, los autores desgranan el variopinto panorama que dimana de la irrupción de las tecnologías digitales y sus efectos sobre la población. En un primer apartado, analizan la realidad del progreso técnico que la digitalización produce, y sus efectos en el bienestar de las personas. Pero también examinan hasta qué punto ocasiona desigualdad, teniendo en cuenta que no todo el mundo accederá a estas tecnologías al mismo tiempo, y qué mejoras supondrá su presencia para aspectos esenciales de nuestra vida, como la salud o el medio ambiente.

Después, se estudia la influencia de la revolución digital sobre el empleo, con la aparición de nuevos medios de producción, en los que la robótica tiene un papel destacado. Las revoluciones tecnológicas no son una novedad y todas han tenido un efecto profundo en empresas y trabajadores, que han tenido que adaptarse a ellas en cada ocasión. Andrés y Doménech se adentran en el problema de si la nueva revolución va a ser positiva o negativa, y si estamos ante las puertas de un cambio de paradigma en este campo.

Precisamente, la digitalización tendrá efectos sobre la distribución de la renta. Si los robots van a hacer nuestro trabajo, ¿cómo van a vivir los antiguos trabajadores que hacían esa misma labor? Van a tener que establecerse nuevos mecanismos de distribución para que las personas puedan ver cubiertas sus necesidades y, si es el caso, mejorar su posición social con el tiempo. De otro modo, los robots producirán bienes que poca gente podrá adquirir.

En todo caso, parece obvio que estamos entrando en una nueva economía dominada por lo digital. Los jóvenes van a tener que educarse para desenvolverse de manera adecuada en ella, encontrando nuevas oportunidades y accediendo a campos que antes quizá no eran considerados, dejando a los demás para las máquinas y los robots. La creatividad, la inventiva, la ciencia, deberían ser los máximos propulsores de la futura sociedad digital, donde exista una verdadera redistribución de bienes y existan políticas apropiadas que regulen la actividad digital, evitando que las personas se vean perjudicadas por ella.

Un último capítulo está dedicado al propio futuro de la revolución digital, ya que su implantación tendrá efectos en el estado del bienestar. Pero aún más importante, lo que suceda no ocurrirá solo. Es posible guiar y encauzar la revolución tecnológica, para que sus resultados sean los más apropiados para la sociedad y sus miembros.

En la práctica, lo que vaya a suceder en el futuro cercano pasa por la comprensión que podamos tener individualmente de la revolución digital, y este libro es una magnífica herramienta para que podamos aportar nuestro granito de arena en esa búsqueda de lo mejor del cambio, y dar a conocer nuestro rechazo a todo lo malo que pueda suponer.

 

Fuente: noticiasdelaciencia.com

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