Jennifer D. Klein, rectora del Gimnasio Los Caobos y pionera en educación global brinda algunos consejos para no fallar en esta fusión entre educación y tecnología. Explica la diferencia que existe entre los términos digital y virtual.
Las nuevas generaciones asumen con total normalidad que dentro de sus salones de clases haya computadores, tabletas, pantallas táctiles y un sinfín de recursos tecnológicos que contribuyen en el proceso de aprendizaje. Nacieron viendo comunicaciones a través de Smartwatch y han vivido sus primeros años inmersos en un mundo interconectado que permite cruzar fronteras sin salir de casa, hacer mercado desde el celular y estudiar incluso en pijama.
Y es que, dado el continuo avance tecnológico, es de suma importancia que en las clases de educación infantil se utilicen recursos TIC adaptados a cada edad que les permitan a los alumnos trabajar estas habilidades realizando diversas tareas educativas que a su vez favorecerán el desarrollo psicomotor, cognitivo, emocional y social de los pequeños.
No obstante, la competencia digital incorpora diferentes habilidades que van desde el acceso a la información hasta su transmisión en distintos soportes, lo que exige la atención tanto de padres como de profesores. Lograr que este proceso sea exitoso depende del buen comportamiento de todos los que intervienen en él.
Si bien la tecnología desde hace algunos años se ha implementado de manera permanente en muchos colegios del país, ahora en medio de la coyuntura del coronavirus COVID-19 ha casi que obligado a todas las instituciones educativas a hacer uso de ella para seguir con los procesos académicos de sus estudiantes.
Jennifer D. Klein, rectora del Gimnasio Los Caobos, experta en el trabajo virtual y pionera en la educación global, brinda una guía con siete claves para lograr salir adelante en la educación digital justo en un momento donde las clases virtuales son protagonistas:
1. Pensar en educación digital, no virtual. La palabra “virtual” quiere decir que sea diferente de lo “real,” y eso no es el punto de una buena educación en línea. Traten de hacer todas las experiencias de aprendizaje lo más verdadera y relevante posible, enfocado más en la experiencia que en las herramientas tecnológicas.
2. Utilizar interacciones en vivo (simultáneos) a un nivel apropiado para la edad de los estudiantes. Los estudios demuestran que demasiado tiempo usando pantallas tiene impacto en el desarrollo cerebral, particularmente entre los más jóvenes, así que hay que informarse y tener cuidado con la cantidad de tiempo en pantalla.
3. Hay que asegurar que las experiencias sean lo más enganchadoras e interactivas posibles, dentro de los límites de la tecnología. Eso puede incluir colaboraciones en grupos grandes y pequeños, retos relevantes que están enfrentando en casa, construcciones e inventos, o cualquier juego que sus estudiantes puedan inventar.
4. Incluir el apoyo y acompañamiento de adultos al nivel apropiado según la edad de los estudiantes. Muchos de los indicadores en los primeros años de la educación formal requieren la intervención de un adulto porque es apropiado. Para los adolescentes, en cambio, fomentar la autonomía con sus estudios es más apto.
5. Utilizar el mundo digital y sus herramientas de forma profunda, aprovechando las circunstancias para buscar nuevos sitios y explorar plataformas con sus estudiantes. Por ejemplo, pueden visitar de forma digital a los mejores museos y bibliotecas del mundo y ver hasta dónde podemos usar el mundo digital como herramienta de aprendizaje.
6. Trabajar asuntos de seguridad en el internet. Poner en práctica el pensamiento crítico y fomentar la capacidad de reconocer lo cierto de lo falso. Tomen la oportunidad de discutir los riesgos en el internet con sus estudiantes y de enseñarles cómo evitarlos.
7. Utilizar el tiempo de los estudiantes en actividades en sus casas que no requieran tiempo en pantalla, que les permita usar las herramientas de casa, conocer la historia de la familia, ayudar con el día tras día e incluso crear soluciones para los retos que enfrentamos en tiempos de cuarentena.