La crisis sanitaria provocada por el coronavirus no tiene precedentes. Situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias se suele decir, pero esta frase también implica que se están tomando medidas y recursos que, en otras circunstancias, no se tolerarían.
Las primeras reacciones en casi todos los países que se ha visto golpeados por el virus ha sido la de confinar a sus ciudadanos en sus casas, aún así las personas siguen moviéndose por necesidad y teniendo contacto con otras personas. No obstante, algunos países están recurriendo a la tecnología de datos y la vigilancia masiva para rastrear el avance del coronavirus.
Cuándo aparece un nuevo caso, una nueva persona infectada, lo primero que se intenta descifrar es con cuántas personas ha tenido contacto en los últimos días y cuáles han sido sus últimos movimientos. Averiguarlo puede ser más fácil si se controlan datos como los que recogen las aplicaciones de Facebook y Google.
Gobiernos como el de China, Israel, Estados Unidos o Tailandia están utilizando estas tecnologías de vigilancia masiva para perseguir al virus entre sus ciudadanos. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu ha anunciado "regulaciones de emergencia que permitirán el uso de medios digitales en la guerra contra el coronavirus". El dirigente explica que "estos medios nos ayudarán enormemente a localizar pacientes y, por lo tanto, a detener la propagación del virus".
La agencia de seguridad de Israel suele utilizar estas tecnologías para la persecución y detención de terroristas en el país, pero ahora se destinarán en parte al seguimiento de los infectados: el gobierno "podrá ver con quién estaban las personas infectadas con el virus y qué sucedió antes y después de que se infectaran".
Desde este país se comprometen a anular estas medidas de vigilancia una vez se haya superado la batalla al virus. No obstante, la medida se anunció como algo definitivo incluso antes de que el propio parlamento lo aprobará, no hay que olvidar que el país se encuentra ahora mismo con un gobierno provisional que no cuenta con todas las competencias necesarias.
Países como China son ya una eminencia en este tipo de tecnología, en este país hace tiempo que le abrieron las puertas a estas tecnologías que en otros lugares han despertado muchas quejas. Las cámaras de videovigilancia que pueblan el gigante asiático y que cuentan con sistemas de reconocimiento facial se han actualizado en los últimos meses para localizar a las personas con fiebre y aquellas que no utilizaban las mascarillas obligatorias en el país.
Al otro lado del océano, la ciudad de San Francisco prohibió el uso del reconocimiento facial. No obstante, el gobierno de Estados Unidos estaría recurriendo a otro tipo de tecnologías de seguimiento. Según el Washington Post mantiene que la Casa Blanca está en conversaciones con Google y Facebook. Ambas compañías ya comparten los datos de ubicación de sus usuarios, de manera anonimizada, con las agencias de investigación estadounidenses.
Por último, en Tailandia ha reforzado una aplicación utilizada en los aeropuertos para distribuir con ella un formulario de detección del COVID-19. Ese formulario ya se repartía en papel, pero con la aplicación el gobierno puede pedir que se active la ubicación y el Bluetooth del teléfono.
Los usuarios no suelen dar importancia a estos datos cuando los activan en sus teléfonos a cambio de funciones en las aplicaciones que utilizan y es muy probable que muchos consideren positivo colaborar con estas tecnologías en un caso tan excepcional y preocupante como el que estamos viviendo. Sin embargo, la duda es si, una vez pasada la amenaza vira, estos gobiernos anularán esta vigilancia o la seguirán usando sin informar debidamente a sus ciudadanos y sin explicarlas la privación de derechos e intimidad que esto implica.
Fuente: computerhoy.com