CONVIVIREMOS CON EL ENEMIGO POR MUCHO TIEMPO MÁS

18/5/2020

La crisis provocada por el Covid-19 tiene consecuencias muy duras. Prácticamente no existe familia en el Perú que no se haya visto afectada. Las cifras de infectados y de muertos, como consecuencia directa de esta pandemia, son crecientes y al parecer lo seguirán siendo. Los sesenta días de cuarentena no han traído los resultados esperados por las autoridades y nada hace indicar que aún disminuyendo momentáneamente los contagiados y fallecidos, evitaremos regresar a la cuarentena como lo han vuelto a hacer Chile y Alemania, países que aparentemente habían logrado controlar la pandemia en sus territorios.

La cantidad de pequeños y medianos negocios, formales e informales, que están en una situación de parálisis ya quebrados o a punto de hacerlo suman decenas de miles. Solo en Lima, en los 60 días pasados, se han perdido más de 1 millón doscientos mil empleos y en el resto el país, la parálisis laboral, no solo ha comenzado sino que tiende a agudizarse. Apenas el 40% de la economía está operando y cada semana se pierde 1% de PBI, más de 50,000 hogares caen en situación de pobreza y el fisco deja de recibir 2,200 millones de soles. Todos los análisis económicos coinciden en la gravedad de la coyuntura pero también en lo imprevisible del corto plazo, mediano e inclusive del futuro.

Si bien es una crisis global la discusión sobre si estuvimos suficientemente preparados como nación y Estado, si hay responsables en el gobierno por malas decisiones, es un debate que debe darse muy al margen de lo que debemos hacer ahora cada uno de nosotros. Nuestro Estado tiene una serie de limitantes y no reconocer eso nos hace también vivir de una ilusión. No es el momento de esperar algo para cada uno sino de cambiar de actitud y agruparnos en torno a acciones concretas que nos permitan salir de la crisis empezando por salir de la parálisis social y económica en la que nos encontramos. El camino para recobrar nuestras vidas pasa por recobrar la libertad y aprender a convivir con el virus enemigo en esta nueva normalidad.

¿Qué podemos hacer para no contagiarnos y para, si lo hacemos, no morir?

Las cifras sobre la exacta dimensión de la pandemia son aquí y en todo el mundo inciertas. Sin embargo las cifras oficiales fuera y dentro del Perú nos llevan a tres conclusiones que debemos considerar.

La primera es que los fallecidos en casi el 85% de los casos son adultos y adultos mayores. Es decir personas que cuyas edades fluctúan entre los 50 y 90 años. Por otro lado la OMS dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar. La gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardíacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron. Los adultos mayores con factores de riesgo deben cuidarse en extremo pero aún si se contagiaran un porcentaje menor podría terminar en una fatalidad. Lo importante es saber que la mayoría de estos factores se ven influenciados por nuestro estilo de vida y entorno.

La segunda conclusión es que para un sistema inmunológico fuerte es necesario mejorar nuestra condición física y alimentarnos bien pero sobre todo sanamente. Eso implica bajar de peso, hacer deporte y procurar un entorno sano en todo sentido. También comer una amplia gama de alimentos de origen vegetal, que son ricos en fibra. Igualmente evitar el alcohol, la sal, los dulces, las bebidas azucaradas y los edulcorantes artificiales u otros aditivos.

La tercera conclusión es que debemos volver al trabajo pero extremando los cuidados. El lavado de manos, el uso de máscaras y preservar la distancia social son indispensables. Pero ninguna cuarentena, reglamento o autoridad podrá ser más efectiva para evitar el contagio que la responsabilidad con que nosotros, nuestras familias y los entornos más cercanos actuemos. A esta altura no dependemos de la autoridad para preservar nuestra salud sino de nosotros mismos. No es lo que el gobierno puede hacer por nosotros, es lo que nosotros podemos hacer por nosotros mismos. Es la hora de la conciencia, de la madurez y de la verdad.

Hay un segmento de la población vulnerable al que hay que proteger prioritariamente, y nuestra calidad de vida y alimentación pueden ayudar en una muy buena parte a superar el contagio.

No estamos solos, estamos con nuestras familias y con los seres que más queremos y protegemos, pero también estamos con nuestras creencias, nuestra fe y con la inmensa creatividad e iniciativa, que históricamente nos ha permitido a los peruanos salir adelante y darle la vuelta a problemas igual de complejos.

Aprender a convivir con el virus enemigo nos permitirá derrotarlo. Actuemos sin temor pero con responsabilidad.

Apliquemos y difundamos esto:

  1. Las personas con factores de riesgo deben extremar los cuidados. Deben tener claro que pueden contagiarse y puede contagiar. 
  2. No tener sobrepeso, alimentarse bien y sanamente es muy importante.
  3. El lavado de manos, el uso de mascarillas y preservar la distancia social son indispensables.
  4. Salir a trabajar es urgente pero solo debemos hacerlo si aceptamos las tres conclusiones anteriores.